miércoles, 21 de septiembre de 2011

Acerca de la Fragmentación del Universo

por Natividad Marón




El hombre es un fragmento del Universo, caótico y complejo. A su vez, cada individuo está fragmentado, escindido. Es la unión de mente-cuerpo, alma-razón, conciencia-inconsciente. Desde tiempos antiguos hemos buscado aprehender lo infinito, para poder comprender nuestra propia finitud. Hemos encasillado, recortado, estructurado. Nos hemos mirado y buscamos tratar de comprendernos y de coexistir con el caos que nos rodea.


Luis Espinosa y Miguel Ángel Giovanetti continúan produciendo en un diálogo enriquecedor que los estimula, los limita como individuos pero los lleva a la reflexión compleja, creativa, productora. Primero concibieron “Universos Paralelos”, muestra conjunta en la Galería Ro, desarrollada entre abril y mayo del año en curso (http://www.ramona.org.ar/node/36384). Ahora nos presentan una ampliación de lo iniciado en ella, una continuación y profundización de sus reflexiones individuales y en común.


Siguen la línea de trabajo en base al dodecaedro y al pentágono con su significación Platónica. En esta nueva serie el pentágono se pliega, se analiza a sí mismo, se constituye en una mirada autorreferencial. Se desmaterializa, se multiplica, se deconstruye, se vacía y se llena. A su vez no escapa de su propia cualidad de fragmento del dodecaedro. Dicha figura es entendida como caligrama en sí misma, como letra dentro del alfabeto, en este caso, plástico.


Giovanetti llena de color a la figura pentagonal, primero trabajando con líneas dinámicas curvas y luego problematizándola en su interior con la reiteración del pentágono en el pentágono mismo. Se endurece la línea con los bordes rectos, se reproduce en superposiciones la composición de cinco lados. También corta el lienzo dejando vacíos que respetan la forma trabajada.


Espinosa rompe. No sólo al dodecaedro dentro del Cosmos, a la manera de constelación, sino a cada pentágono que lo constituye. Fragmenta, deja vacíos, otorga volumen, inserta color a través de material extrapictórico y pictórico, hace ruido, otorga textura. Inserta también la palabra, el grafismo superpuesto, el recorte enciclopédico. La ruptura es acto consciente que da a luz al todo, considerado múltiple. Sigue la línea iniciada en sus obras para “Universos Paralelos”, sigue jugando con la noción de universo como escritura cifrada. El peso de la palabra, de la definición, la necesidad de describir y estructurar al mundo para comprenderlo se problematizan.


Ambos, desde su individualidad, trabajan el fragmento desde el fragmento de mundo en el que viven y crean, desde el fragmento que ellos mismos son dentro del Universo, desde su propia fragmentación. Y unidos construyen y reconstruyen haciendo un análisis intelectual rico y complejo que sostiene teórica e ideológicamente a la obra.


El fragmento puede ser entendido como una parte faltante en algo, así como también puede ser pensado como parte constructiva o constitutiva. Desde esta última línea de pensamiento, el caos cotidiano es llevadero, es sostenible. El vacío en forma de pentágono puede ser pensado como falta, como pérdida, pero también como espacio con significado propio, que resignifica a su vez a lo que lo rodea o contiene. La superposición de pentágonos puede ser vista como saturación, pero también como superposición enriquecida y enriquecedora, como completitud. Los seres humanos somos en gran medida eso: vacío, saturación, superposición de pensamientos cambiantes, complejos, sensaciones y sentimientos. Somos fragmento y totalidad, parte y todo. Somos complejos dentro de un universo complejo que nos supera pero que nos incluye a la vez.


El término “diazoografón” subyace a la obra. Por definición significa atravesar, pasar a través de..., lo viviente (con) escritura, grabado, simbolización. Y aquí es donde tenemos que detenernos: simbolizar es una cualidad constitutiva del hombre, que lo diferencia del ámbito natural. Simbolizar es “hacer cultura”, atravesar la cultura, estar inserto en ella. Fragmentarla, construirla y deconstruirla, significar en ella son operaciones que van mutando con el devenir. La cultura deviene en la medida en que devenimos todos, está en constante cambio, en movimiento. El arte es una forma expresiva que nace dentro del ámbito cultural y que sirve de vehículo para la simbolización. Tiene efecto sobre las consciencias, las atraviesa, las modifica, así como influye en el entorno. Es una forma de canalización y expresión del fragmento individual, es parte que entra en relación con un todo.


Ambos artistas se enriquecen y estimulan mutuamente desde la palabra y desde la forma y, con ambas, nos llaman a los espectadores a abrir nuestra conciencia y nuestra percepción.




Publicado en septiembre de 2011 en http://www.ramona.org.ar/node/38773

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